Ampliación de la Taxonomía

El pasado 29 de marzo la Plataforma de Finanzas Sostenibles de la UE publicó el informe final sobre las distintas opciones para extender la Taxonomía, en un intento por ampliar la financiación a actividades que, si bien no se pueden considerar verdes, es necesario que entren en la clasificación del Reglamento. La intención de la Plataforma es que, finalmente, se acabe por mapear todas las actividades de la economía real, de forma que ninguna se quede sin clasificar, eliminando las posibles barreras de acceso a la financiación que supone quedarse fuera de la Taxonomía.

¿Qué ha llevado al desarrollo de este informe?

La Taxonomía de la UE es un sistema de clasificación, para identificar las actividades económicas que hacen una «contribución sustancial» a al menos uno de los seis objetivos ambientales mientras se asegura que la actividad no cause un daño significativo ( en adelante, DNSH, por sus siglas en inglés) a cualquiera de los otros objetivos, además de, cumplir con las garantías mínimas. La actual clasificación por actividades de la Taxonomía no cubre muchas actividades. Tanto es así, que la principal reivindicación de inversores y bancos es que la actual Taxonomía solo incluiría el 5% de sus carteras. 

Así, las actividades que cumplen estos requisitos son consideradas verdes. Sin embargo, las que no lo cumplen no tienen por qué ser necesariamente no sostenibles. A raíz de estos vacíos clasificatorios y respondiendo a las reivindicaciones de muchos sectores que por su actividad se encuentran en dichos vacíos, surge este informe. En él, se propone extender el marco de la Taxonomía para poder ampliar ese espacio intermedio, usando el famoso sistema trafficc light. El propósito de la Taxonomía es aumentar los flujos financieros hacia actividades verdes y evitar el greenwashing y con esta ampliación se pretende facilitar también hacia actividades de transición que aún no alcanzan una contribución sustancial y facilitar la transparencia. 

¿Qué supone esta ampliación?

El informe considera los puntos a favor y en contra, y recomienda ampliar el marco de taxonomía para clasificar las actividades de la siguiente manera: 

  • Verde (Contribución Sustancial): actividades ya incluidas en la Taxonomía verde bajo el Acto Delegado de Clima o que se incluirán en futuros actos delegados.
  • Rojo (Significativamente Dañino):
    • Siempre significativamente dañinas: actividades que por su naturaleza no es posible que hagan la transición requerida y podrían clasificarse como parte de un plan de desmantelamiento.
    • Transición urgente: actividades que por causar daños significativos no son sostenibles y para poder ser reconocidas deben abandonar inmediatamente esas acciones. 
  • Ámbar (Desempeño Intermedio): no se puede considerar que causen daños significativos, pero tampoco entran dentro del grupo que contribuye a los objetivos de sostenibilidad y podrían clasificarse como parte de un plan de transición para alejarse de las actividades significativamente dañinas. 
  • Bajo impacto medioambiental: actividades que no tienen un impacto ambiental significativo y no deben considerarse rojas, ámbar o verdes. Esto permite a las entidades demostrar que, aunque no se consideran verdes no causan daños ambientales o sociales. Esto debe animar a estas empresas a acceder a financiación verde alineada con la Taxonomía para sus inversiones y gastos. 

En definitiva 

La ampliación de la Taxonomía supone un aumento de la utilidad de esta para las instituciones financieras, sobre todo teniendo en cuenta que un aumento del número de categorías dentro del Reglamento cubriría mayor parte de las cateras de estas. De esta manera, será beneficiosa para todas aquellas actividades que, por su naturaleza, no pueden alcanzar de inmediato el nivel de ambición exigido por la actual Taxonomía. 

Es por ello, que la Plataforma de Finanzas Sostenibles propone ampliar la taxonomía ambiental dando prioridad a las actividades que apoyan la transición ambiental urgente e incluyendo, incluso, a las que tienen un amplio margen de mejora. Por último, aquellas actividades cuya transición sostenible no es posible, quedarían fuera de la posibilidad de financiación y eventualmente desaparecerían.

Por lo tanto, la Plataforma abandona la idea de que el Reglamento clasifique de forma binaria, estableciendo un sistema dinámico y deja claro que el principal objetivo del Reglamento es la transparencia.

 

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