La deontología y los colegios profesionales

Últimas entradas de Rafael del Rosal (ver todo)

Reproducimos a continuación, por su vinculación con la próxima jornada sobre ‘Ética y abogacía’ que celebraremos en nuestro Aula,  un artículo publicado el 21 de febrero por el abogado Rafael del Rosal en el ‘ Blog de las Profesiones‘ de la Unión Profesional, con la autorización de su autor.

Las profesiones afrontan tiempos decisivos en España, con la Ley de Servicios y Colegios profesionales a punto de regresar al candelero. El texto de esa ley retirado en la anterior legislatura no nos gustaba y debemos prepararnos para que el texto que le siga tampoco nos guste.

Ese es el motivo por el que no estamos para más circunloquios ni para seguir debatiendo sobre el sexo de los ángeles, a vueltas sobre la deontología abstracta o los Colegios sin naturaleza, para seguir rehuyendo entre medias verdades, a mitad de camino entre lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano, la salvación eterna o el camino de perfección, la única, sencilla y elemental verdad que tanto tememos por la enorme responsabilidad que conlleva: que el artículo 4.9 de la Directiva de Servicios y el artículo 3.12 de la Ley Paraguas (que traspone aquél a nuestro ordenamiento) establecen con toda claridad que los colegios profesionales son las autoridades reguladoras de la competencia de sus colegiados en los mercados de los servicios profesionales respectivos.

De acuerdo con tan elemental disposición, nuestros colegios profesionales tienen la misma misión y rango que el Regulador común (CNMC) para el resto de los mercados, pero en régimen de autorregulación. Los códigos deontológicos no son otra cosa que la más antigua y sofisticada ley de la leal competencia de los profesionales en el mercado, solo que en un estadio más desarrollado que el derecho común. Y la competencia disciplinaria de los colegios no es ninguna “función deontológica” extraña a las dos premisas anteriores, sino su instrumento coercitivo para alentar y exigir el cumplimiento de las reglas de la competencia contenidas en sus referidos códigos.

De tan sencillas premisas se desprende un cúmulo de consecuencias de tal calibre que no caben en este espacio. Siendo de señalar como decisivas, las siguientes:

a) Defenderlas es la primera misión del profesionalismo si no quiere perder su independencia y quedar a merced, cuando quiera, de la intervención política de los poderes públicos como ocurre en Venezuela, Bolivia, Rusia y otros países.

b) Defenderlas es llevarlas sin ambages a la Ley de Servicios y Colegios Profesionales que, mientras pregona que su misión es trasponer al ordenamiento jurídico español la Directiva de Servicios,  la contrapone. Y, cómo no, llevarlas a la protección constitucional por la vía del art. 36 CE, integrando dicha ley en el “bloque de constitucionalidad”.

c) Defenderlas es rechazar a nuestros modernos entreguistas que, desde dentro del profesionalismo, nos llaman a no hacer nada en el camino de los dos puntos precedentes y entregarnos a la Ley de Servicios y Colegios retirada, que volverá igual y que consideran una magnífica oportunidad para hacer no sé qué cosas modernísimas que en modo alguno explican. Y también rechazar los embates de la CNMC, que solo persigue el monopolio regulador aniquilando a los Colegios, sus homólogos preexistentes.

d) Y, finalmente, defenderlas es hacer códigos honestos, ejercer la competencia disciplinaria sin escapismos y ejecutar con eficacia las sanciones impuestas, poniendo en el centro de la vida colegial la potestad disciplinaria, autorreguladora de la competencia en el mercado de los servicios profesionales de sus colegiados.

Si no estamos dispuestos a todo eso, lo mejor será que no nos sigamos engañando: si no la ejercemos nosotros a través de nuestros colegios, la regulación de la competencia de los profesionales en los mercados de sus servicios la terminará haciendo otro. Salvo que nuestro sueño sea que los servicios profesionales queden desregulados… pero no se note. ¿Y si fuera ese El Dorado que de verdad buscan nuestros modernos entreguistas?

Somos un sólido equipo de abogados, con un alto perfil profesional y profundamente comprometidos con la sociedad y con nuestros clientes